Economía

Robert Shiller: “Existe una sensación de incertidumbre general similar a la que precedió a la Gran Depresión”

La preocupación ante el futuro explicaría que los inversionistas estén dispuestos a pagar altos precios por valores de retornos negativos.

Por: Renato García Jiménez | Publicado: Viernes 13 de marzo de 2015 a las 04:00 hrs.
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Cuando Robert Shiller lanzó en 2000 la primera edición de Irrational Exuberance, lo hizo poco antes del estallido de la burbuja tecnológica. Cuando en 2005 presentó una edición revisada agregando un capítulo sobre la especulación inmobiliaria, anunció con dos años de anticipación la crisis subprime. Y ahora, en su tercera edición, el premio Nobel de Economía ha vuelto a revisar su obra para incluir un análisis sobre las distorsiones en el mercado de bonos. Es inevitable, por lo tanto, imaginar que otra vez pueda estar adelantándose a una nueva debacle.

"El mercado de bonos se está comportando de una manera muy extraña. Eso me preocupa", advierte el académico de la Universidad de Yale. "Los rendimientos han venido cayendo por 20 o 30 años. Es algo muy sorprendente y no puede seguir".


La caída de los retornos se ha acelerado en las últimas semanas, en gran parte, por el multimillonario plan de compra de bonos soberanos del Banco Central Europeo, pero para Shiller existen razones más profundas. La principal es que cada vez más se ha instalado entre los agentes económicos una sensación generalizada de incertidumbre sobre el futuro, ante las transformaciones tecnológicas, los cambios sociales y la inestabilidad política, algo similar, dice, a lo que ocurrió durante la Gran Depresión, antes de la Segunda Guerra Mundial.


Esa incertidumbre explicaría por qué los inversionistas están dispuestos a comprar activos a precios muy altos y retornos muy bajos, incluso negativos. Estas distorsiones han contribuido a formar burbujas en diversos mercados que podrían estallar generando un colapso financiero. Aunque Shiller admite que esto no parece inminente. "Podemos estar viviendo en un mundo de bajas tasas y bajos retornos por un largo tiempo. No sé si va a cambiar pronto, aunque sí estoy preocupado por un posible colapso en todos estos mercados. Es una posibilidad".


- ¿Por qué le pareció necesario lanzar una tercera edición de su libro?
- Estamos en 2015, han pasado quince años desde su primera versión que coincidió con el estallido de la burbuja "puntocom" y estamos viendo algo similar a una burbuja en el mercado de bonos.
- ¿Y cuál es su mayor temor?
- Podríamos ver colapsos en los mercados similares a 2007. Los mercados bursátiles se han vuelto muy caros en EEUU y en otros lugares. El ratio precio-ganancias cíclicamente ajustado es de más de 27 veces ahora en EEUU. Eso es muy alto para los estándares históricos. Las únicas veces en que ha sido mayor fue en 1929 y en 2000. Ya superamos el peak de 2007. Podría haber un colapso y tendríamos una crisis financiera. Pero he buscado señales de que esto pueda ser inminente y aún no he encontrado ninguna.
- ¿Por qué los inversionistas se están abalanzando a comprar bonos?
- Porque la gente está inusualmente ansiosa sobre el futuro y no ve una cantidad correspondiente de buenos vehículos de inversión, buenas ideas para nuevas inversiones. Están pagando altos precios por activos invertibles y eso debería, en principio, crear un flujo de nuevos proyectos de inversión. Las compañías deberían estar construyendo nuevas fábricas y los gobiernos deberían estar construyendo nuevas autopistas. Pero eso no está pasando al nivel que uno esperaría. Yo llamo a esto el auge de la "nueva normalidad", en base al concepto acuñado por Bill Gross de que podemos estar viviendo en un mundo de bajas tasas y bajos retornos por un largo tiempo, pero la gente aun así está dispuesta a comprar estos activos a precios muy altos y retornos muy bajos, incluso negativos, porque está preocupada sobre el futuro.
- ¿Qué tipo de preocupaciones?
- Hay temor a los cambios tecnológicos, la inequidad y la inestabilidad política, los nacionalismos y el islamismo radical. El mundo parece mucho más agitado que hace algunos años, y es una preocupación para la economía global. Se parece un poco a fines de los años '30. Entonces había temores de una segunda guerra mundial. Había una sensación de inestabilidad política mundial que contribuyó a la Gran Depresión. La gente se volvió mucho más reacia a gastar. Hoy existe una sensación de incertidumbre generalizada similar.
- El título de su libro, el concepto acuñado por el ex presidente de la Fed Alan Greenspan de exuberancia irracional, se refería a la burbuja tecnológica. Parte de esa la nueva normalidad que usted menciona es que las burbujas parecen estar cada vez más presentes...
- Ese es un verdadero cambio respecto de hace 20 años, cuando alguien era considerado poco profesional si hablaba de burbujas. La idea de burbuja inmobiliaria no existía hasta 1987. Ahora el concepto se ha expandido. La percepción pública de las burbujas ha cambiado. Pero no está equivocado. Las burbujas sí siguen produciéndose. Es por la naturaleza humana que la gente acumula sus inversiones a medida que los precios suben porque es muy natural, al menos para algunas personas, asumir que la tendencia va a continuar. Y otros, que son escépticos, no necesariamente van a apostar en corto a la acción. Parece haber escasez de personas dispuestas a apostar a que la burbuja va a terminar.
- La idea de la exuberancia irracional también prefigura de cierto modo el actual debate sobre la desigualdad...
- Existe una sensación en muchas partes de que estamos desarrollando una elite más fuerte y rica y que el público general se está quedando atrás. Este es un temor que forma parte de esta atmósfera en la que vivimos, y fomenta un menor crecimiento económico. A medida que la gente teme ser dejada atrás su gasto tiende a declinar, y eso no crea oportunidades de inversiones, porque si la gente está gastando menos, hay menos oportunidades para las compañías para expandirse y aumentar sus operaciones.
Ese es el dilema en el que parecemos estar atrapados. Al mismo tiempo, tenemos altos precios de activos porque las compañías no tienen mejores oportunidades de inversión, pero la gente se aferra a estos activos porque está preocupada y eso tiende a hacer subir los precios de todo, desde las viviendas y las acciones hasta los bonos.

¿Qué tiene que ver Kim?

- En su libro usted relaciona la idea de la exuberancia irracional con Kim Kardashian. ¿Por qué?
- Es un ejemplo de una personas que se convierte en una celebridad mundial sin tener un talento especial, más allá de ser hermosa. Lo mismo se puede decir por ejemplo de la Mona Lisa. Todo el mito en torno en su sonrisa la hizo invaluable, pero ni siquiera sabemos si la pintura que está en el Louvre es realmente la correcta, porque de hecho no se ajusta a la descripción del cuadro que hicieron los primeros biógrafos de Leonardo da Vinci.

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